Un
día, por la noche cuando estábamos cenando, mi padre se puso a
contarnos historias de cuando el era pequeño.
Una
de ellas era:
-
Cuando yo era pequeño, los tatuajes no existían como existen ahora
y eran así: cogías un compás de los antiguos pero antiguos
antiquísimos con la punta que pinchaba como no te puedes imaginar y,
te ibas pinchando la punta y arrastrándola y luego con la tinta de
un bolígrafo y cortabas la tinta por la mitad y te la ibas poniendo
por la señal que te habías hecho con la punta del compás. Bueno el
caso, que daba mucha grima.
FIN
Irene Ruíz Morillo 4º B
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario