Érase
una vez, una niña llamada María. A María no le gustaba la Navidad,
y el motivo es porque su padre, trabajaba en otra ciudad, y nunca
podía pasarla junto a ellos. María, siempre la pasaba sola junto a
su madre, y cuando veía que sus amigos siempre hablaban de lo bien
que lo pasaban reunidos en familia y lo felices que eran, se ponía
muy triste.
Un
día se decidió a escribir a Papa Noel una carta, en la que pedía
que el mejor regalo para ella, seria que su padre pudiese pasar esa
Navidad junto a ella y su madre en casa, y así poder estar todos
juntos, como le ocurría al resto de sus amigos.
María
tubo una noche un sueño, en el cual, se presentó en su habitación
Papa Noel, y este de dijo un secreto, que no se preocupase y no se lo
dijera a nadie, pero que este año, su deseo se haría realidad.
Entonces ocurrió una cosa y es que después de despedirse de Papa
Noel, se presentaron unos elfos, y estos le dijeron que sería
imposible de conseguir su deseo.
Cuando
despertó del sueño se sintió muy intrigada, ya que no sabía quien
de ellos llevarían la razón y si lo prometido por Papa Noel se
cumpliría.
Llegó
el día de nochebuena y su madre le dijo que prepararían la cena
para esa noche, pero sólo para los dos, porque su padre esos días
tenía mucho trabajo y no podría estar en casa junto a ellos.
Pero
ocurrió una gran sorpresa, y es que cuando estaban María y su madre
empezando a poner la mesa para cenar, sonó la puerta de abrirse y
apareció en el salón un señor disfrazado de Papa Noel, con un
saco. Lo abrió y de su interior había, varios juguetes. ¡Que
sorpresa!.. Pero lo mejor estaba por llegar, y es que el señor
disfrazado se quito el gorro y la barba y resultó ser… ¡el padre
de María!
¡Esa
fue la Navidad soñada por ella!... La Navidad perfecta.
Raquel Zapata Bustamante 3º B