jueves, 24 de agosto de 2017

ANTIGUO ALUMNO: RESUMEN DEL CURSO 2016-2017


 Bueno, la verdad es que el tiempo pasa muy rápido, se va volando. A lo tonto, a lo tonto, casi ha pasado un año desde que entré como seminarista menor interno en el seminario. Desde entonces han ocurrido muchas cosas que en este escrito quisiera explicar:

INICIO: 
Mi comienzo en el seminario se puede decir que fue muy bueno porque todos me acogieron allí genialmente. Pero eso no significa que fuera muy fácil, porque no lo es. Es difícil asimilar y afrontar que ya no estás junto a tu familia, es decir, a tu madre, tu padre y en mi caso, hermano. Yo por lo menos, sentí bastante tristeza en este aspecto, ya que también pues la ayuda que te da la familia en el día a día es algo de lo que echas mucho en falta. Poco a poco fui acogiendo al seminario como mi propia familia, hasta que, se puede decir que completé la fase de adaptación. Ahora mismo estoy totalmente adaptado a la hermandad que se vive aquí, por lo que ya puedo decir, aunque ya lo era, que soy un verdadero seminarista.

INSTITUTO:
 El instituto es otro de los lugares a los que cuesta encajar al principio, ya que además de no conocer a los demás, no soy de la misma localidad que ellos. Algo de lo que siempre me acordaba al empezar en este instituto era de mi antigua clase y mi antigua maestra a la que tanto quería. También de todos mis amigos a los que desearía que estuviesen allí conmigo y recordaba con tanta añoranza. Yo no soy uno de esos muchachos que nada más conocer a alguien se hace amigo suyo, yo soy uno de los que antes necesito saber cómo son y cómo se comportan. Eso no facilitaba mucho hacer nuevos amigos, aún así, al cabo de un tiempo conseguí tener a muchas personas en ese instituto que me consideraban como un amigo. Ahora que ya conozco a muchos, que sé sus caracteres, que sé como son, lo que les gusta y lo que no, entonces es cuando me puedo sentir como uno más de ellos.


ESPIRITUALIDAD: 
En el seminario no solo he aprendido a tener que trabajar yo mismo para conseguir lo que quiero, si no también a tener fe. A tener fe en mí mismo, a tener fe en los demás, a tener fe en todo, pero más todavía en Dios. No solo me han enseñado valores que me servirán para toda la vida, también a saber rezar cada vez con más fe, a enseñar y hablar a los demás de Jesús, a consolar al compañero que por diversas razones está triste, a felicitar al honrado y ayudar a rectificar los fallos del que se equivoca. Pero también a arreglar mis propios fallos porque nada ni nadie somos perfectos como Dios. También se puede decir que en el tiempo que llevo en el seminario he mejorado mucho mi oración y tengo una relación más íntima con Dios. Cuando llevas aquí un tiempo, te das cuenta de que tú no eres más importante que nadie, porque como dijo Jesús: “Yo doy la vida por mis amigos”. 

ESTUDIOS:
 Bueno, tengo que admitir que venirse aquí afectaron a mis notas, pero no negativamente como se suele decir, si no positivamente hasta llegar a subir un 10%, y si ya de antes podía decir que mis notas eran excelentes, ahora son lo siguiente hasta llegar al máximo. Sé que a una persona irse a un lugar nuevo sin tu familia y con personas que desconoces un poco puede  hacer que baje su nivel de estudio, pero yo, por una razón que desconozco ha surgido el efecto contrario. Yo estoy muy orgulloso de haber conseguido lo que he conseguido solo y en un lugar en el que al principio no estaba completamente adaptado. 

VOCACIÓN: Yo en el seminario he tenido muchas misas, oraciones, retiros, vigilias y exposiciones al Santísimo en las que se va formando una vocación, la vocación de la vida religiosa o el ministerio sacerdotal. Eso no quiere decir que al entrar en el seminario a la fuerza tengas que ser sacerdote o religioso, si no que recibes una formación para ser a lo que Dios te llame. En eso también tengo que decir que estoy muy contento con la formación que dan. Para mí es un lugar para plantearme la llamada de Dios. Pues acabo de definir brevemente mi curso 2016-2017 que para mí es y será uno de los cursos más especiales en mi vida. Querría dar las gracias a todo el seminario y a mis compañeros del instituto que tanto me han ayudado a poder adaptarme en esta nueva vida. Y sobre todo a Jesús que me ha estado cuidando en mi día a día para ser cada vez más feliz.

Jorge Cabezas Grillo 1º ESO