Erase una vez una niña
llamada Paola.
Ella era una niña normal con
una vida perfecta, según ella.
Ella llevaba 16 años en la
misma habitación.
Sus padres antes de que ella
naciera compraron una nueva casa. La compraron en perfecto estado con
lo cual no tuvieron que hacer obra, entonces no notaron nada raro.
El suelo de la habitación de
Paola era de madera y cada vez que pisabas en una madera en especial
sonaba como si no se hubiera puesto bien ya que, sonaba hueco.
Esas maderas están unidas con
tornillos. Un día debido a su curiosidad por saber que había abajo
de esa baldosa cogió un destornillador, sacó los tornillos y
cuando descubrió lo que había dentro…
-¡Puagggg!-Exclamó la niña.
Era como un desván muy viejo
y sucio.
Ella oyó los pasos de su
madre y para que no se enterara de nada lo tapó corriendo.
Al día siguiente por la tarde
sus padres se fueron al hospital a ver a un familiar, entonces, ella
aprovechó ese rato ya que sabía que sus padres siempre se
entretenían mucho hablando,con lo cuál aprovechó.
Cogió una mascarilla para
poder respirar dentro, cogió un escoba, un recogedor, una fregona,
un plumero y entró dentro a limpiar.
Dentro se encontró con lo que
nunca creía que podría haber de suciedad dentro.
Se encontró telarañas,
arañas, ratas y ratones…
En fin,una asquerosidad.
Al rato sonó el teléfono de
su casa.¡Eran sus padres!
Le dijeron que se quedarían a
cenar allí y probablemente a dormir. También, que si ella
quería,podía invitar a alguna amiga a su casa a dormir a casa para
que no se sintiera sola, y así fue.
Decidió invitar a su mejor
amiga, Lucía, para explicarle lo sucedido y que le ayudara a limpiar
y decorar.
Cuando se lo dijo se
sorprendió mucho pero se pusieron manos a la obra.
El desván era enorme y
tardaron bastante. Cuando acabaron cogieron varios cojines bonitos,
unas luces no muy grandes, cogieron una tele pequeñita, pusieron un
tocador para Paola, pusieron una cama para su perrito. Además
hicieron una especie de cabaña para que cuando vinieran sus amigas
tuvieran aún más intimidad para hablar de sus cosas. Pusieron una
alfombra bonita, también un escritorio para los deberes, y por
último pusieron varias camas juntas para ella y para sus amigas.
Cuando acabaron salieron
arriba y en vez de volver a poner el tornillo pusieron un candado y
para que sus padres no vieran nada raro pusieron una alfombra bonita
que tenía en su cuarto para que no sospecharan.
Ese desván secreto Paola la
usó para sus momentos tristes, enfadados, cuando vinieran sus
amigas, para hacer los deberes, para escuchar música…
Al final quedó una especie de
minicasa preciosa.
Lo mejor fue que sus padres
nunca la descubrieron.
FIN
Noah Pizarro Seguí 5ºC