Los días 13 y 14 de
Marzo los monaguillos de los pueblos de Azuaga, Llerena, Berlanga,
Maguilla, Hornachos, Reina, Valencia del Ventoso, Calera de León,
Los Santos de Maimona, Mérida, Badajoz y San Benito de Olivenza,
fuimos a una convivencia al seminario de Villaviciosa (PORTUGAL).
Salimos de Azuaga el día 13 a las tres y media de la tarde. Fue un
viaje divertido en el que los curas jugaban con nosotros al veo veo,
a contar chistes….etc. Llegamos a Villaviciosa por la tarde, aunque
no me acuerdo muy bien de la hora. Al llegar, lo primero que hicimos
es ir al Santuario de Nuestra Señora de La Concepción (patrona de
Portugal). Allí todos los curas dieron una misa (yo leí una de las
lecturas), en la misa estuvo el Rector del seminario de Badajoz, Don
Francisco y el Rector del seminario de Portugal, Don Ricardo y los
seminaristas. Al final de la misa mis amigos y yo fuimos a darle las
gracias a Don Francisco por haber estado allí. Luego nos fuimos al
seminario, nos paramos delante de la puerta mientras los curas
pasaban para adelante y nos iban dando las habitaciones, yo me puse
con José Rubén, Mario y Daniel (monaguillos de Azuaga). Nos
encantaron las habitaciones, la nuestra era muy amplia, nos gustó
tanto que lo primero que hicimos fue tirarnos en las camas.
Al rato, bajamos al
comedor, aunque nos perdimos. Nos sentamos en la misma mesa con otros
monaguillos de otros pueblos, allí nos comimos los bocadillos que
nos hicieron nuestras madres.
Al terminar nos fuimos
al patio en donde hicimos varios juegos en corro. En ese mismo corro
se hicieron varios grupos, en cada uno de ellos había uno o dos
curas. Con esos grupos realizamos diversos juegos como: el juego del
pañuelo, coger galletas entre la harina, fútbol humano…etc.
Al final hicieron dos
grupos de curas y jugaron al juego del pañuelo, mis compañeros de
habitación y yo naturalmente animamos al equipo de Nacho (nuestro
sacerdote de Azuaga).
En ese mismo momento
que terminamos los juegos sonaron las campanas, eso quería decir que
era el silencio de María, así que no podíamos hablar.
Antes
de irnos a la habitación fuimos a la capilla a rezar un poquito.
Cuando terminamos nos fuimos a la habitación, nos duchamos, nos
pusimos el pijama y después de un largo día nos fuimos a la cama,
yo estando en la cama recé un poquito más y al terminar me dormí.
Al día siguiente
desayunamos en el comedor y cuando terminamos nos fuimos al salón de
acto, donde los curas nos hablaron de las actividades que íbamos a
hacer y de sorpresa entró el Obispo Coadjutor Celso y saludó a
todos los curas y también nos habló un poquito.
Más tarde, fuimos a
ver el Palacio Ducal, era un palacio grande y muy bonito, tenía
hermosísimas habitaciones con muchos muebles y bonitas lámparas.
Cuando se terminó la
visita al Palacio Ducal nos fuimos a jugar un partido de fútbol, en
el que todos disfrutamos y reímos mucho, aunque mi equipo perdió lo
importante era participar y disfrutar.
Al terminar nos fuimos
al seminario, a nuestras habitaciones a cambiarnos de ropa para
después comer. Sentimos pena de que el viaje estaba casi en su fin y
que era poco tiempo pero nos teníamos que venir.
Después de comer los
curas les dieron de regalo a los seminaristas un chupa-chups gigante
y ellos se pusieron muy contentos. Unos minutos después ya estábamos
subiéndonos en el autobús, nos sentamos y los seminaristas para
despedirse nos fueron dando la mano uno a uno.
Reanudamos el viaje de
vuelta a casa que fue bastante divertido porque los curas hicieron
juegos. Cuando llegamos a casa todavía nos quedaba una misión a los
monaguillos y era contarles a nuestros padres toda la aventura vivida
en este viaje.
Jorge Cabezas Grillo 5º A
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