Érase una vez un niño al que le gustaban mucho los experimentos con la materia. Así es que un día decidió hacer un experimento con fuego. Bueno teniendo en cuenta que su madre no le dejaba jugar con el fuego, pero a él le entraba por un oído y le salía por el otro.
Al cabo de un rato vino madre que se llamaba Carmen y le dijo que por qué cogía la caja de cerillas y en ese momento su madre se asustó y le quitó la caja de cerillas.
El niño se quedó muy triste cuando ocurrió eso, pero después se animó y frotó dos palos para conseguir el fuego y así poder hacer el experimento. Cuando ya tenía una hoguera se alegró y empezo a hacer un experimento que contenía fuego. Creo una bola de fuego enorme que volaba por toda la ciudad. Fue alucinante, pero se quemó. Así que desde ese día no volvió a jugar con el fuego.
Claudia Calero Gómez 3º B
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