Juan
en esa navidad se sentía más solo que nunca, no tenía hermanos,
sus amigos vivían muy lejos y sus padres estaban demasiado ocupados
con el trabajo. Decidió pasar el día jugando y revolcándose por la
nieve del jardín de su casa. Decidió hacer un muñeco de nieve, ya
que tenía todo el día por delante. No imaginaba que ese muñeco iba
a cobrar vida.
Comenzó
a hacer el muñeco con dos grandes bolas, una para el cuerpo y otra
para la cabeza. Arrancó dos pequeñas ramas del árbol más cercano
que le sirvieron de brazos. Fue a su habitación y cogió una bufanda
de colores, un gorro de lana y dos botones para lo ojos. Se dirigió
al baño y cogió un peine para ponérselo en la boca.
Después
fue a la cocina y cogió una zanahoria para ponérsela en la nariz.
Juan
empezó a colocar todos los detalles y en el iba corriendo las ganas
de tener un amigo para jugar como un hermano. De pronto ocurrió algo
que le dejo al niño más helado que el muñeco: Este empezó a
sonreírle y parecía que había cobrado vida.
Juan
se sintió muy feliz y pensó que era el mejor regalo que podía
recibir esa Navidad. Lo primero que hizo fue buscarle un nombre lo
llamó Copito de Nieve. Estuvieron todo el día tirándose bolas y
corriendo por el jardín.
Pasaron
los días y los dos eran felices, pero cuando hiciera calor sabía
que Copito de Nieve se iba a derretir; sin embargo Juan le dijo que
no pasaba nada porque al año siguiente lo volvería a hacer y
jugarían otra vez.
Desde
aquel día la Navidad es la época favorita de Juan.
FIN
Julia Lima Grueso 5ºC
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