Había
una vez, un conejo que iba en bicicleta a todos lados, lo hacía
para que fuera mas rápido.
Él no tenía ni padre ni madre. Todos los días iba
a buscar a ver si los encontraba.
Pero
de repente, un día por suerte fue a una charca que se encontró, vio
una madriguera y toco a la puerta y no contestaba nadie. Al día
siguiente volvió y toco de nuevo a la puerta. Esta vez si que se
abrió y… era una serpiente!!! Y salió corriendo.
Otro día fue a otra puerta de al lado y salió un
conejo y dice el conejo:
-Me
suena tu cara! Dijo el conejo grande.
-Yo
soy tu padre y te estaba buscando por todos lados.
Y
luego fueron felices y comieron perdices.
Pablo Naranjo Cruz 5º C
Pablo Naranjo Cruz 5º C
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