Érase una vez, un niño pequeño
que era muy travieso. Sus padres le dijeron:
- No te muevas de casa, porque
vamos a ir al supermercado.
Al cabo de un rato llamaron a la
puerta, eran sus amigos que venían a llamarlo para irse a jugar con
ellos.
Sus padres llegaron a casa y el
niño no aparecía por ningún sitio, buscaron por toda la casa y no
lo encontraron. Salieron a buscarlo también por el pueblo y no
dieron con él. Avisaron a la policía porque estaban muy
preocupados.
Los niños se habían ido a jugar
al fútbol a un bosque cercano. Como estaban muy entretenidos y
contentos jugando no se dieron cuenta de la hora que era. Cuando
empezó a atardecer, les entró hambre y se fueron a una pastelería
del pueblo para merendar.
Después de merendar volvieron otra
vez al bosque y esta vez se acercaron al río pues habían escuchado
una leyenda que decía que allí habitaba un monstruo gigante.
Estaban todos sentados en la orilla del río sin hablar cuando de
repente vieron unas burbujas inmensas y una cola gigante en el agua.
Los niños gritaron:
- ¡Es el monstruo de la leyenda!.
Salieron corriendo muertos de miedo
y por el camino se encontraron con sus padres que estaban buscándolo.
Regresaron a casa y sus padres le dijeron:
- Vaya susto nos has dado, no lo
vuelvas a hacer más.
Los amigos nunca más hablaron de
la leyenda del monstruo, aunque todos recordaban las inmensas
burbujas y la gran cola que vieron en el río.
Marcos Lima Grueso 5ºC
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