Había
una vez una niña llamada Julia. Ella tenía una imaginación inigualable,
escribía miles y miles de cuentos.
En
su último cuento una niña llamada Jimena era capaz de travesar las
paredes, y ella soñaba con poder hacer lo mismo.
Julia
pensaba que nada era imposible, y que algún día podría
conseguirlo, aunque su hermana Elena le decía que eso era imposible
y que no lo conseguiría nunca, pero nada iba a conseguir que Julia
olvidase su gran sueño.
Ella
lo intentó todo, con paredes de plástico, con el impulso de un
cañón, …
Pero
nada funcionaba.
Julia
empezaba a pensar que era imposible y que su hermana Elena tenía
razón.
Ella
estaba muy triste así que llamó a sus mejores amigas, Olivia y
Laura.
Ellas
siempre la apoyaban en todo pero en este caso no, ellas no estaban de
acuerdo en que abandonara su sueño.
-
¿Pues entonces qué hago? - preguntó Julia muy decepcionada de sí
misma.
-
No rendirte y seguir intentándolo como haces siempre – le dijo
Olivia.
-
Vale, gracias por vuestra ayuda – dijo Julia.
-
De nada – respondieron Laura y Olivia.
Julia
ya estaba un poco cansada así que se fue a dormir.
10
HORAS MÁS TARDE…
Julia
se despertó sobresaltada y gritando:
-
¡Bien, lo he conseguido!
-
¡Oh, era un sueño!
Julia
había soñado que por fín era capaz de atravesar las paredes.
Ella
se preparó y se fue al colegio.
A
LA HORA DEL RECREO…
Julia
encontró enterrado en el arenero un frasco, en él ponía:
Fórmula
de invisibilidad.
Riing,
Riing, se acabó el recreo.
EN
SU CASA…
Julia
mezcló la poción de invisibilidad con una de rapidez y salió una
poción de atravesar paredes, ella sabía que daría ese resultado
por su libro de pócimas.
Se
bebió la pócima y intentó atravesar la pared.
-
¡Wow, lo he conseguido! - dijo muy feliz.
Ella
se lo contó a Olivia y a Laura y lo celebraron con una fiesta en
casa de Julia.
FIN
OLIVIA
MARTÍN DE LA VEGA MORILLO.
5ºC.
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