Érase
una vez un hombre que iba andando por la calle y se encontró con una
lámpara mágica. De ella salió de repente un humo mágico con forma
de genio que le dijo:
- Te concederé un deseo pero piénsatelo bien porque no te dejaré elegir otro.
El
hombre se lo dijo al oído y el humo mágico le respondió:
- Cada día te irá aumentando un poco.
Al
hombre le pareció bien. Cuando se levantó intentó chocarse con la
pared y se chocó, lo intentó otra vez y la atravesó. Se dijo a sí
mismo:
- Mi deseo funciona. Podré ir a los sitios más rápidamente.
Al
día siguiente tenía que hacer mucha fuerza para que al andar no se
hundiera bajo el suelo. La semana próxima ya no podía ni andar. Se
hundía, atravesaba el suelo. Cuando pasaron dos meses se transformó
en un fantasma. No podía ni comer. Para él fue una vida dura,
triste y en soledad.
Moraleja: sé siempre tú mismo.
Francisco
Javier Sánchez Sánchez 6ºC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario