Un
día mi padre, yo y unos amigos de mi padre fuimos a ver la berrea a
la Sierra de Azuaga. Cuando llegamos al lugar observamos con unos
prismáticos desde dentro del coche unos varetillos y unas ciervas
que andaban por el monte. De repente nos salió un venado que tenía
unos cuernos muy grandes. El amigo de mi papá sacó del maletero del
coche un rifle del calibre trescientos y apuntó hacia el venado y
éste se le quedó mirando fijamente hasta que el cazador apretó el
gatillo, con tan mala puntería que falló el tiro y el venado salió
corriendo por el monte entre los arbustos.
FIN
Alejandro Valencia Prieto 4º B
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