Érase una vez un niño tan pobre que cada día después de la escuela tenía que ir a trabajar al campo para poder llevar comida a su casa. Un día viniendo del campo tropezó y cayó en un pozo abandonado y en su bolsillo llevaba dos monedas, el pago de su trabajo. Y con mucha dificultad pudo salir del pozo. Cuando llegó a casa tenía diez monedas en el bolsillo y entonces se dio cuenta que había encontrado el pozo de los deseos de una vieja historia que le contaba su abuelo y desde entonces nunca pasó más hambre.
Patricia Jiménez Molina 3º B
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario